La noche pasada soñé
que Murcia iba a desaparecer,
la noche pasada soñé
que Murcia iba a desaparecer.
La noche pasada soñé,
Granada ya no existÃa,
ni rastro de AlmerÃa,
la noche pasada soñé.
No, no sé para qué,
no sé para qué me desperté.
Tu voz me sacaba del catre,
me decÃa que fuera,
tu voz me sacaba del catre,
yo atravesaba Alicante,
diez tierras que hubiera delante
conocerÃan mi espada.
Más Babieca que yo aquà no hay,
más Babieca que yo aquà no hay,
más Babieca que yo aquà no hay, no.
Mi espada era Tizona
y mi caballo Babieca.
Mi espada era Tizona,
tú eras doña Jimena.
Crucé un desierto de pena
que parecÃa Arizona.
Era una tierra de infieles,
de muchos gitanos y payos,
era una tierra de infieles,
la que vi a lomos de mi caballo,
eran la tira de pieles
para hacer de mi capa un sayo.
Más Babieca que yo aquà no hay.
Era una tierra de infieles,
de muchos gitanos y payos,
era una tierra de infieles,
la que vi a lomos de mi caballo,
eran la tira de pieles
para hacer de mi capa un sayo.
Más Babieca que yo aquà no hay.
Más Babieca que yo aquà no hay.
Más Babieca que yo aquà no hay.
Más Babieca que yo aquà no hay.