ParecÃa tan fácil vivir,
no era más ni era menos que un juego,
casi como jugar al parchÃs
que obligaba a llegar el primero.
Se trataba de darse un festÃn,
de comerse enemigos hambrientos...
y asà es como jugando aprendÃ
a ser un contrincante
dispuesto al ataque,
el filo de un sable
erguido en el aire,
la bestia en el ángel
que libra combates
cuerpo a cuerpo, cuerpo a cuerpo,
cuerpo a cuerpo
contra el amor, contra el odio y también contra ti,
contra la vida, la muerte y también contra mÃ.
Descubierto más tarde el amor,
no era más que jugar con el fuego,
yo te apunto con el corazón,
tú disparas con balas de hielo.
La pasión es un beso feroz
entre la carne y el esqueleto...
y asà es como el amor me enseñó
a ser un contrincante
dispuesto al ataque...
Y cercana la recta final,
no era más que jugar a hacer tiempo
evitando mirar hacia atrás
y pisando muy firme el terreno,
a la espera de verle la faz
a la dama del último duelo...
y asà es como dejé de matar,
de ser un contrincante
dispuesto al ataque...